28 días
después es conocida por ser la película que de devolvió la vida al género
zombi. Danny Boyle nos sorprende con esta película y marca las pautas para una
nueva forma de hacer cine de terror. Lo curioso es que seguramente Danny Boyle
no estaba pensando especialmente en los zombis cuando concibe la película. No
son zombis, y no se parecen en nada a los zombis conocidos hasta el momento. Lo
que hay en el film son infectados. Infectados por un virus que crea en ellos
impulsos violentos, una especie de rabia.
Los
infectados son la excusa perfecta para presentar un mundo deshumanizado y ver
cómo sería Londres sin la actividad constante que le caracteriza. El
protagonista se despierta en un hospital, sin saber qué ha pasado y su única
palabra es “hello!”, como buscando
iniciar un diálogo sin éxito. La repite varias veces sin respuesta.
Más adelante
es cuando encuentra a su compañera de supervivencia (ya sabéis que en toda peli
de terror o apocalíptica que se precie siempre hay un pequeño grupo de
supervivientes que se las apañan para ir muriendo poco a poco hasta que sólo
queda uno o ninguno) y llegan al refugio de un padre y su hija. Es
entonces cuando pasamos a la parte Road movie del film. Cogen su coche
típicamente inglés y emprenden un viaje hacia un campamento militar (es curioso
cómo se pueden hacer tantas películas distintas con un mismo argumento).
Entonces desaparecen los zombis y tenemos una media hora de Road movie en el que podemos ver el
mundo interior de los personajes y su evolución.
Destaca la
fotografía. La mayoría de las escenas están muy iluminadas. Cosa que no suele
ser habitual en las películas del género, más oscuras.
La acción
comienza cuando llegan los militares y se dan cuenta de que el enemigo a
combatir no son los infectados, sino los soldados (ironías de la vida, Homo homini lupus est). En la segunda
parte de esta saga veremos que los militares vuelven a ser una parte importante
de la trama. Lo que más me intriga de esta parte es la escultura del Lacoonte
que aparece en la mansión donde los militares han establecido el campamento.
Hay numerosos planos de la escultura y no entiendo muy bien si está ahí por
algún motivo concreto o si es simplemente una escultura que le gustó al
director o venía incluida con la mansión cuando la alquilaron para grabar ahí.
Mi
escena preferida es la del cuervo. Me parece una
película indispensable para todo el mundo que sea asiduo al cine de zombis.
Pero es esta distanciación con respecto al resto de películas de terror la que
hace que sea una muy buena película incluso para los que no gusten del género
de los zombis. Por tanto mi sugerencia es que la veáis sí o sí.
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