miércoles, 20 de agosto de 2014

28 DÍAS DESPUÉS



28 días después es conocida por ser la película que de devolvió la vida al género zombi. Danny Boyle nos sorprende con esta película y marca las pautas para una nueva forma de hacer cine de terror. Lo curioso es que seguramente Danny Boyle no estaba pensando especialmente en los zombis cuando concibe la película. No son zombis, y no se parecen en nada a los zombis conocidos hasta el momento. Lo que hay en el film son infectados. Infectados por un virus que crea en ellos impulsos violentos, una especie de rabia.
Los infectados son la excusa perfecta para presentar un mundo deshumanizado y ver cómo sería Londres sin la actividad constante que le caracteriza. El protagonista se despierta en un hospital, sin saber qué ha pasado y su única palabra es “hello!”, como buscando iniciar un diálogo sin éxito. La repite varias veces sin respuesta. 


Más adelante es cuando encuentra a su compañera de supervivencia (ya sabéis que en toda peli de terror o apocalíptica que se precie siempre hay un pequeño grupo de supervivientes que se las apañan para ir muriendo poco a poco hasta que sólo queda uno o ninguno) y llegan al refugio de un padre y su hija. Es entonces  cuando pasamos a la parte Road movie del film. Cogen su coche típicamente inglés y emprenden un viaje hacia un campamento militar (es curioso cómo se pueden hacer tantas películas distintas con un mismo argumento). Entonces desaparecen los zombis y tenemos una media hora de Road movie en el que podemos ver el mundo interior de los personajes y su evolución.
Destaca la fotografía. La mayoría de las escenas están muy iluminadas. Cosa que no suele ser habitual en las películas del género, más oscuras.
La acción comienza cuando llegan los militares y se dan cuenta de que el enemigo a combatir no son los infectados, sino los soldados (ironías de la vida, Homo homini lupus est). En la segunda parte de esta saga veremos que los militares vuelven a ser una parte importante de la trama. Lo que más me intriga de esta parte es la escultura del Lacoonte que aparece en la mansión donde los militares han establecido el campamento. Hay numerosos planos de la escultura y no entiendo muy bien si está ahí por algún motivo concreto o si es simplemente una escultura que le gustó al director o venía incluida con la mansión cuando la alquilaron para grabar ahí.

            Mi escena preferida es la del cuervo. Me parece una película indispensable para todo el mundo que sea asiduo al cine de zombis. Pero es esta distanciación con respecto al resto de películas de terror la que hace que sea una muy buena película incluso para los que no gusten del género de los zombis. Por tanto mi sugerencia es que la veáis sí o sí.   

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